Como virtud, la humildad «consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento».
De esta manera creemos en el trabajo honesto y basamos la relación con el cliente en la confianza.
Un buen profesional dice la verdad, aunque no siempre resulta lo más alentador, si es seguro que actuar de esta forma ayuda al cliente a entender la situación real a la que se puede llegar a enfrentar.